Opinión
México, sin miedo al más allá (parte 6)
Ad Honorem
04/29/2021
Los designios naturales juegan en el tiempo con mujeres y hombres. En la angustia la gente mantiene la idea de una larga vida, vehemente, y de vivirla profundamente. ¡Queremos hacer de la vida una alegoría intensa! -¡Sí, vivir con intensidad!, dar cabida con inmensidad a los encantos, estén colmados o vacíos, sean ciertos o ficticios, aunque creamos en ocasiones, que son verdaderos.
Presente la muerte se mantiene hoy impetuosa. Conquista espacios, se reserva lugares. Vuelve a la mente -quizá siempre permaneció - la idea de si la existencia humana es finita o infinita. En la razón, el conocimiento, las creencias y la fe, están algunas interrogantes o las posibles respuestas. Son dudas para unos, indiferencia para algunos, certezas para otros.
La evolución de las sociedades ha registrado las más increíbles creaciones sobre la muerte, el más allá, el inframundo, el destino de las almas. Se conjugan filosofía, historia, literatura, religión, creencia y la ciencia. Nadie es ajeno en estos temas; cada quien tiene su postura, manifiesta su opinión o sostiene un discernimiento. La humanidad es activa, el ser humano no se resigna a la quietud mental, por el contrario, es generadora de representaciones.
Los criterios de estudiosos, devotos, pensadores, indiferentes, religiosos científicos y fanáticos, se multiplican.
Entre las creaciones que han trascendido durante siglos, está la grandeza poética y la visión religiosa, histórica y hasta esotérica del genial Dante Alighieri.
En la Divina Comedia, la inmensa obra del poeta Dante Alighieri, hace un viaje al mundo de ultratumba, al más allá. Llega al infierno, visita el purgatorio y el paraíso.
Al iniciar su viaje, el poeta florentino se encuentra "a mitad del camino de la vida" (Nel mezzo del cammin di nostra vita). Dante se pierde en una selva oscura y es asaltado por por tres bestias, un león, un leopardo, y una loba, a los que no puede evadir, y es incapaz de encontrar la «senda verdadera» (diritta via) a la salvación. Estos animales son una alegoría de la soberbia, la lujuria y la codicia, tres pecados capitales. Dante se percata de que se encuentra en un profundo lugar donde el "sol calla". Aparece el poeta romano Virgilio quien lo rescata.
En el viaje Dante se hace acompañar de Virgilio. Al ir al Infierno, suben a la barca que les permitirá cruzar el Aqueronte -en la mitología griega es uno de los cinco ríos del inframundo. Pertenece al reino de los muertos, o Hades, es subterráneo y comunica con el exterior a través de cavernas. El Aqueronte mítico, rodea el infierno.
Quien conduce la barca es Caronte -el único barquero del rio, el transportador de almas al lugar de los fallecidos- se percata que Dante está vivo, por lo que se niega a que aborde, pero Virgilio intercede, y emite la frase "así se dispuso allí donde se tiene la autoridad" (Vuolsi così colà ove si), indicando que el viaje de Dante tiene un designio superior.
En el Aqueronte todo se sumergía, lo único que no se hundía era la barca de Caronte. El río se asociaba desde tiempo atrás con la muerte, su corriente llevaba las almas de los difuntos, de la orilla de los vivos al sitio del más allá.
Dante pasa a través de la puerta del infierno, que tiene una inscripción cuyo texto dice: «Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y al lugar donde sufre la raza condenada, yo fui creado por el poder divino, antes de mi no hay nada, salvo las esencias inmortales; soy obra de la suprema sabiduría y el primer amor. Aquí acaba la esperanza, yo vivo eternamente, abandona la esperanza si entras aquí»...
Y continúa el recorrido de los dos grandes poetas por los nueve círculos del infierno...
Continuará...
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