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Opinión

Elecciones: ¿Será el Chavo del Ocho?

Punta de Lanza

04/12/2021

En Sinaloa, para la luchar por la gubernatura del Estado participan legalmente 8 personas, entre candidatos y candidatas.

Sin embargo, necesario es decirlo, aunque la realidad castigue egos, sueños y vanas ilusiones, la disputa por los mandos de nuestra entidad es ya, solo entre dos hombres y cinco partidos.

Morena y PAS, le prestan sus colores a Rubén Rocha Moya, mientras el PAN, PRI y PRD hacen lo propio con Mario Zamora Gastélum.

A nuestro juicio, aunque sea pronto para decirlo, creo de los 8 sólo quedarán 2 finalistas.

Dos hombres, uno maduro y pausado en su andar y hacer, y el otro joven, atrevido e impetuoso. Y la pregunta fluye entonces con ironía metafórica;  ¿El electo será un Chavo del 8?... Para muchos se ve difícil, para otros, es factible… Ya se verá.

Así expuesto, y, por duro que nos resulte referirlo, los hechos nos obligan a ser éticos, objetivos, realistas, congruentes y respetuosos con los lectores que nos siguen.

Soy un convencido que la realidad se debe plasmar en letras y palabras, por ruda que nos parezca y por ofensiva y descalificadora que les resulte a terceras personas, en este caso al resto de los 6 aspirantes.

Obligados estamos a decir que si a los restantes candidatos a suceder en el cargo a Quirino Ordaz Coppel, se les ve con muy pocas posibilidades de éxito, no es porque Rubén Rocha o Mario Zamora sean mejores que ellos y quizá tampoco sean los más viables para la gubernatura de Sinaloa.

Incluso, pudieran no ser tampoco los más eficientes, honestos ni profesionalmente preparados de entre los ocho contendientes, ya que en todos hay calidad política y presencia social.

Lo que sí es cierto es que Rocha Moya y Mario Zamora presentan importantes ventajas frente al resto de sus adversarios.

Y esas ventajas son la fuerza y estructura de sus partidos postulantes, su gran e inocultable capacidad financiera para desarrollar sus campañas proselitistas y su eficacia para movilizar de manera efectiva a las masas populares.

Aunque, desde sus plataformas, ambos alegan austeridad en sus vidas, la realidad es que la contienda pareciera ser una guerra entre ricos.

El manejo de las encuestas en todos los medios posibles, muy bien cobradas, y pagadas sin regateo a las empresas que se dedican a ese tipo de mediciones electorales, nos habla del dinero que sobra en sus respectivas campañas.

Encuestas hechas a la medida y deseo del cliente, desde luego; “Y si ellos se quieren engañar solos, que lo hagan, mientras nos paguen bien”, dirían las casas encuestadoras.

Y lo curioso es que los clientes sobran, lo que nos hace suponer que la política está plagada de ilusos y soñadores, que piensan que con una encuesta favorable, ya están en la pelea; “Pobre tonto, ingenuo charlatán”.

Las campañas apenas inician y nos dejarán muchas experiencias y lecciones de las cuales abrevar hacia futuras luchas electorales.

Por lo pronto, en el entorno actual, aflorarán las mentiras y falsas posturas, las simpatías improvisadas. Los grandes deseos y promesas de ayuda social… La preocupación por la salud y los enfermos.

Y desde luego, la gran promesa de acabar con la pobreza;  Claro, en éste último caso no nos aclaran si lo que pretenden es acabar con la pobreza de sus pueblos, o la pobreza de sus propias familias… Me refiero claro, a algunos candidatos pobres, no a los ya ricos o millonarios.

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