Talento desperdiciado

A la mayoría le cuesta asimilarse como una persona con talento y creemos que esto es una virtud de unos cuantos; sin embargo, todos tenemos algún talento, una aptitud o capacidad que se inclina hacia algo en específico, en lo cual podemos lograr un gran desempeño. Aquí la cuestión está en descubrirlo y potenciarlo. 

Puede que nos sea más fácil detectar el talento que tienen las personas a nuestro alrededor, que el que poseemos, y en varias ocasiones, nos habremos dado cuenta de que muchos desperdician su talento ¿por qué? 

El talento, por sí mismo, no es nada. Necesita desarrollarse con dedicación y actitud, ante lo cual, tenemos que luchar con muchas limitantes internas. 

En cuestión de jóvenes, el talento se desperdicia por la falta de enfoque y una mente dispersa; queremos experimentar de todo, pero no le ponemos el 100 % del esfuerzo a nada; razones propias de nuestra edad y nuestra era, en la que todo gira en torno a la gratificación instantánea, es decir, nos hemos hecho a la manera de querer todo para ya y sin complicaciones.

Asimismo, es una edad en la que buscamos ser más libres para hacer todo lo que queremos, sin que impliqué un compromiso; no significa que seamos incapaces de asumir esto, sino que muchos vivimos únicamente el presente, no hacemos planes ni nos visualizamos, siendo fácil distraernos. Son barreras que nos urge romper, porque así malgastamos todo nuestro talento. Pero ¿qué hay de los adultos?

En el caso de muchos, su talento está en la banca, esperando a que le den jugada dentro de sus vidas, a que tomen eso en lo que siempre han sabido que tienen capacidad y lo exploten. ¿Qué los detiene? 

Contrario a los jóvenes, que somos muy dispersos, los adultos tienden a encasillarse en una actividad que muchas veces no tiene nada que ver con su talento y sus sueños. Esto no es por gusto, sino por mantener cierta estabilidad que les ha costado ganar durante años. Porque la vida del adulto gira entorno a sus responsabilidades: trabajo, casa y la familia que depende de ellos. Por eso, a pesar de tener muchas ideas y deseos de emprenderlas, gana la indecisión y el miedo.

Finalmente, la madre de todas las limitaciones, la frase que usamos para evitar asumir retos, compromisos y para engañarnos, es “No tengo tiempo”. Una gran mentira, porque los únicos que en verdad no tienen más tiempo, son los muertos. Ello si dejan cosas inconclusas, situaciones sin resolver y sueños que no hay manera de cumplir. 

Si esta es tu gran excusa, sácala ya de tu mente, que al día no le hacen falta más horas, todo es cuestión de prioridades y en que decides gastar tu tiempo. Si tienes muchos compromisos en el día, crea un esquema, un horario y empieza a respetarlo. 

Te darás cuenta que gastamos mucho tiempo en distracciones y en consumir contenido que no nos alimenta ni nos permite aprovechar nuestros talentos. Tan solo una hora diaria gastada en ir de una red social a otra o la hora que se lleva la serie y novela, a la semana forman mínimo una jornada de trabajo, que pudiste haber dedicado a crecer tu potencial. Límites, barrera y pretextos, son fáciles de crear en donde no existen. 

Esto es solo un análisis, nadie está bien o mal; sin importar la edad, esto nos sucede a todos. Pero te invito a que no te descuides a ti mismo y a todo ese potencial que tienes, quizás habrá algo que debas sacrificar, porque las cosas buenas, exigen un esfuerzo extra. 

Pero puedes darlo, el futuro es hoy y nuestro presente lo es todo; no hay razón para vivir a medias y quedarnos con la duda de ver hasta dónde hubiésemos sido capaces de llegar. Si tan solo, nos arriesgamos un poco, si soltamos el miedo, si quitamos los cerrojos y aceptamos el reto… De permitirnos ser todo lo que llevamos dentro. ¿Hasta dónde serías capaz de llegar?

Aracely Ceballos

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