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Opinión

Sin elocuencia, Gobiernos distantes de la retórica (parte 3, conclusión)

Ad Honorem

Se extraña la política de pensamiento brillante que, elocuente, seduce vehemente. La filosofía del lenguaje tuvo adiestramiento...tenía una función. La oratoria se hizo aprendizaje y tradición.

La naturalidad y la verdad como poderosos elementos de la oratoria. La 

voz en la representación rigurosa de las pasiones o de las grandes concepciones. 

Persuadir con la verdad. Generar ideas que actúen, con una orientación real sobre el significado de lo útil, o lo conveniente, ante situaciones determinadas o problemas concretos del contexto intelectual o político.

Hacer que se exprese la imaginación con todo su acompañamiento. Tratar las materias más respetables, hablar con entusiasmo, con la convicción del valor de las palabras, para inspirar el respeto que se merecen. 

En la mitología griega con la personificación de las nueve musas, aparece Polimnia": la musa de la retórica. Se representa con un gesto serio, pensativo, lista para la invención... para la acción política.

Aristóteles estableció: "la necesidad retórica, desde el ágora, en la polis, mediante el pensamiento, persuadiendo sobre los mejores bienes que le atañen a la comunidad".

El mundo helénico, el latino y otras importantes civilizaciones que se sucedieron, heredaron abundantes registros sobre la fuerza de la palabra. La elocuencia creativa tuvo un lugar importante en luchas independentistas y procesos emancipadores; tal es el caso, del nacimiento de los Estados Unidos, y las independencias de los países de América latina, como ocurrió en México.

La Europa decimonónica reivindicó una elevada consideración de la expresión verbal en la Revolución Francesa; las proclamas, ideas renovadoras y la retórica se adueñaron del escenario, que se extendió en todo el territorio galo; se enriquecieron los acalorados debates; derrumbó al gobierno y estableció un nuevo régimen político y social; construyó un nuevo orden institucional e inauguró junto con los Estados Unidos, la modernidad constitucional. La significada voz de la Asamblea Nacional se escuchó en  Europa y su eco aleccionador, alcanzó continentes, asentó pensamientos, alentó movimientos y edificó naciones.

Hubo lustre en la palabra. Saber qué decir y qué hacer en la precisión del objetivo. Formación de preceptos e ideologías, interactuando constantemente, desentrañando su significado. Algunos lo hicieron con elegante soltura persuasiva; hasta aquellos que alcanzaron episodios épicos. 

Europa es abundante en avances del conocimiento. Las doctrinas filosóficas y políticas se aglomeraron en un caudal expresivo en las ciencias sociales y humanidades. El público había encontrado respeto y admiración, hasta placer por la palabra y el gran drama; gustaba de la estilización hacia lo sublime, los versos sonoros, los profundos sentimientos, los grandes temas y las elevadas alturas del pensamiento.

El ritmo de la sociedad también era el movimiento vigoroso de la palabra creativa. La expresión oral convertida en obras culturales, sociales y políticas. 

Las ideas en su sentimiento como manifestación plena, origina frases, conceptúa discursos, desemboca en creaciones.

¡Estados con ideas en armonía al tono de su voz!

¡La elocuencia gubernamental se traduce consagrada en hechos!

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