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Opinión

El Estado benefactor (parte 10)

Ad Honorem

La agenda doméstica del gobierno en turno, se satura de promesas vanas. La propensión a monopolizar los temas y espacios de la vida pública y social determina una disposición negativa que descompone el camino a la agenda misma. Al fijar prioridades alejadas de la realidad, acumula pendientes y se recarga de asuntos sin resolver. 

La decisión precipitada del gobierno transformador con la extinción de los fideicomisos, tendrá consecuencias inmediatas y posteriores. Despojar apoyos a causas relevantes que involucran a comunidades actuantes, tiene un costo que trasciende lo económico. Confirma, de entrada, desdén por la ciencia y la educación, por grupos defensores de víctimas, derechos humanos, deportistas y comunicadores. Se aleja de lo importante, confunde con vagos argumentos; define en bloque, sin dialogar ni interés de escuchar; por lo tanto, sin disposición de enmendar.

No gobierna con concierto ni visión de Estado, quien sitúa en la sombra de lo pecuniario, el sustento de su gestión cortoplacista... 

Las posturas del gobierno se mimetizan al no asumir con seriedad ni responsabilidad las tareas esenciales. Sesgan su acción al no reconocer lo necesario por el inmediatismo lucrativo.

¡Aún más, gobernar con indiferencia hacia quienes no suman su voz al coro transitorio que emula algarabía, es una apuesta equivocada que la historia tendrá por indebida!

Cuando los gobiernos y el conjunto del aparato público, van más allá de su rutina de operación administrativa; cuando con sensatez y sin dobleces afrontan vicisitudes y contingencias; y acompañan su gestión con talento y autocrítica, los saldos siempre serán favorables. La población es receptiva cuando hay claridad de propósitos y congruencia en las realizaciones. En el quehacer público el cumplimiento del mandato, no se suple con palabras estelares, ni con proclamas, se alcanza con la tarea cotidiana, en el que se encadenan, de manera gradual las concreciones.

El benefactor, ocupa un espacio relevante en el fenómeno estatal. Las organizaciones públicas crecieron y se alojaron significativamente en su seno. La cobertura de su actividad se extendió abundante en todos los órdenes. Gobierno tras Gobierno se siguieron con logros y avances sostenidos que alcanzaron la modernización de México. El país continuó su marcha, impuso su ritmo, el gobierno acompasó el esfuerzo conjunto con los agentes productivos y sociales. Caminó a buen paso, hacia rutas de progreso; hubo crecimiento pero también disparidades sociales. Se registraron secuencias exitosas de desarrollo, cierto, aunque persistían amplios segmentos en condiciones desiguales. 

Con argumentos empíricos, teóricos y metodológicos, el Estado benefactor se instaló de manera importante en la temática de las ciencias sociales. El registro de épocas, continentes, gobiernos, modelos y administraciones públicas, son una fuente inagotable para su análisis y ejercicio comparativo. Las investigaciones sobre su naturaleza, evolución y efectos, comprenden una diversidad disciplinaria y científica. En los ámbitos de lo público y político, su revisión es una asignatura necesaria; el carácter transversal de sus alcances permite, desde cualquier enfoque, su abordaje en la exploración e interpretación. Como toma de posición gubernamental y modelo económico social, contuvo su acelerada marcha; como universo de estudio, ¡ahí está!abierto a la valoración, a la reflexión; es materia que siempre tiene algo que decir y también nuevas opiniones que generar.

 Continuará...

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