Icono Sección

Opinión

Abrazado a tus cadenas

Foro Joven

¿Alguna vez has estado atascado en un lugar, en una situación o circunstancia que no querías estar?

Es normal que al ser humano le llegue un momento en que no hay claridad, en que ya no sabemos hacia dónde ir o cómo hacer para avanzar.  Momentos en que nos sentimos atrapados en una etapa de nuestras vidas, en una relación o una rutina. Y, lo sabemos, no estamos en el lugar en el que deberíamos y quisiéramos estar.

A veces nos estancamos en nuestras propias vidas, nos estacionamos en una situación, en nuestro propio dolor, nos hacemos uno mismo con las circunstancias y todo empieza a carecer de sentido. Algo no se siente bien, nos está doliendo y nos hace sentir paralizados. Somos conscientes de ello, pero permanecemos ahí, esperando.

Esperando un golpe de suerte que nos haga todo más fácil, esperando una bendición especial que solucione nuestros problemas, esperando nuestro milagro, ahí sentados. Entonces sí, de verdad que estamos estancados, porque esperar no es lo mismo que esperanza.

Muchos despertaron hoy pidiéndole una señal a la vida, pero ¿qué pasa cuando nos las da? No nos gusta, nos quejamos, cuando llega lo incomodo, el dolor, cuando hay algo que nos pica y mueve, para que nos paremos del sillón y dejemos de dormir, hasta que actuemos.

Porque tu vida no va a cambiar mientras esperas, tienes que hacer que suceda. Pero, se sincero al responder: ¿De verdad quieres cambiar?

Te pregunto, porque no todos quieren, a veces el estancamiento agrada, aunque es mediocre, es bastante cómodo. Mucha gente abraza su propia pena, la hace el pan de cada día, su identidad, algo que las define, se aferran a sus propias cadenas.

A veces, nos hacemos tan territoriales, que aún teniendo mucho que ganar, nos aferramos a lo poquito que tenemos. A unas paredes, a un hábito mal sano, a lo que creemos que somos y que nos negamos a cambiar, llenándonos de pretextos como: No sé, no puedo, no tengo. O, el peor de todos, donde siempre somos las víctimas: soy así porque mi papá, mi mamá… la vida me trato tan mal.

Cayendo en la mentalidad de víctima, donde es imposible cambiar, porque la culpa de tu situación siempre la tendrán otros y nunca habrá nada que tú puedas hacer, te quedarás esperando que el cambio venga de fuera.

Y es ahí donde la vida te manda un fuerte choque, una lección terriblemente dolorosa para que reacciones. Lo triste es que, hasta que tocas fondo, te das cuenta de que siempre tuviste la capacidad y las oportunidades de sobra para cambiar, entonces entiendes que la desgracia pudo evitarse.

Con todo esto, no menosprecio tu dolor, no minimizo lo difícil que pueda ser tu situación, entiendo el sentimiento, el entumecimiento, pero debemos liberarnos ya, dejar de abrazar estas cadenas, dejar de decir “ay pobrecito de mi”. Esta autocompasión se opone a todos los planes, nos paraliza, no nos permite enfrentar nuestros problemas y mucho menos salir de ellos.

Porque dejamos que la cruz nos aplaste, en lugar de tomarla y echarnos a andar. Claro que se vale llorar y pararse un momento, pero no toda la vida.

Porque mientras vivas, por más dura que sea tu situación, siempre tendrás dos opciones entre las cuales decidir: lamentarte o echarte a andar, nadie está exento, todos pasaremos por ahí más de una vez, así que espero se entienda que eres el único causante de tu estancamiento o de tu éxito. De tu sufrimiento o tu felicidad.

Quien decide donde estar y de qué manera. Abrazado a tus cadenas… o libre, echándote a andar.

FB: Aracely Ceballos (Chely)

TW: @Chely_Ceballos