¿Huellas o cicatrices?

Hay una gran diferencia entre dejar una huella y dejar una cicatriz. Como humanos, tenemos la capacidad de dejar ambas sobre el mundo y las personas. Nosotros elegimos que dejamos a nuestro paso. 

La familia, los padres, tienen esta capacidad aún más fuerte hacia sus hijos, porque son el entorno directo e influyen de lleno en el rumbo de sus vidas. Como hijos esperamos recibir todo el amor y protección del mundo, en los brazos y afecto de nuestros padres y de nuestros hermanos. 

Sin embargo, durante este confinamiento han aumentado el número de cicatrices en los hogares y muchas heridas continúan haciéndose aún más profundas. Estas no sólo son físicas, desde luego, hay cicatrices ocultas bajo la piel, en un corazón triste y un alma desolada, emociones tan fuertes y tan difíciles de procesar cuando tan sólo eres niño. 

Y es que, hoy un día, muchos siguen confundiendo los golpes con la educación, el cinto con la corrección, los castigos con el amor, el celular con el acompañamiento, los gritos con la comunicación, el aislamiento con la privacidad y un campo de guerra con un hogar.  

Hemos limitado tanto la comunicación y el amor dentro de casa, mientras la violencia e indiferencia, continúan avanzando sin fronteras. 

Puedo decir que alguna vez un celular ha estado presente en el intento de una conversación con tu familia y que el volumen del televisor ha sido más fuerte que el de tu voz.

Que alguna vez, el trabajo te ha separado de los tuyos en los momentos que más te necesitan, que olvidaste llamarles en alguna ocasión, que dejaste para después muchos abrazos, que preferiste decir que estabas ocupado que escuchar y que alguna vez, fingiste estar con tu familia cuando en realidad, tu mente y atención estaban en otra parte, con otras personas. 

Todo eso no nos deja ver y admitir que tenemos la familia que hemos creado día tras día, que todo es sólo una cosecha de lo sembrado. 

Cada pelea, fruto de la impaciencia y falta de tolerancia, la distancia por no saber comunicarnos. Cada vez que debas gritar para ser escuchado porque de corazón a corazón te has distanciado. 

Cada vez que debas golpear para imponerte, pretendiendo que eso es hacerte respetar, cuando sólo siembras dolor e ira en un pequeño corazón, que merece ser amado.

He de dejártelo así, cada día tienes la oportunidad de dejar una huella o una cicatriz en la vida de quienes viven bajo tu mismo techo. Una cicatriz es fruto del abandono, del maltrato, la humillación y la indiferencia, y recordamos con dolor a las personas que nos las causan.

Mientras una huella, es fruto del amor, el respeto, la cercanía y el buen ejemplo, que las personas con un hermoso corazón nos han dado, estas personas se ganan nuestro amor y respeto. Siempre querremos volver a ellas y sentirnos en casa tan solo con mirarlas.

¿Qué quieres ser tú en la vida de tus hijos? ¿Qué quieres ser para tu familia?

Al final del día, somos lo que hacemos para mejorar, lo que damos de nosotros y lo que dejamos el corazón de las personas a nuestro paso. 

¿Qué serás tú? ¿Huellas o cicatrices?

FB: Aracely Ceballos (Chely)

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