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Opinión

"Cortoplacismo", el mal de México

Con Estadística.

¡Cómo nos cuesta planear a los mexicanos!  

En días pasados escribí sobre una segmentación de la población, con base en las diferencias que hay en torno a la opinión que se tiene del nuevo gobierno; terminé el artículo comentando algo que une a la mayoría: el voto de castigo hacia la impunidad y abusos de los privilegiados, pero con la reflexión de que muchas veces actuamos de la misma manera que los que criticamos.

Creo que otra característica negativa también, por desgracia, que coincide en gran parte de los mexicanos es esto que llamo “el cortoplacismo”: actuamos, pensamos, decidimos, juzgamos y todo lo relacionado a eso, con base a lo inmediato y sin el análisis de lo que podría pasar después, sin planear; esto, en muchos casos, podría ser un error o, al menos, el desperdicio de buenas oportunidades.

Ejemplos de ello habrá miles, coincidimos en que el mexicano suele vivir al día, muchos por la necesidad que así los obliga y no pueden darse ese “lujo”, pero muchos otros porque no tenemos la costumbre de analizar las cosas y, sobre todo, planear una estrategia con base a lo que se espera que suceda, ya no digamos en el largo o mediano plazo, sino en el futuro inmediato. Y no hablo de un gran análisis y estrategia, muchas veces basta con una planeación básica, viendo un poco más allá del momento o del hoy.

Entre las personas hay casos claros de quienes tienen un modo de vida que si prevé diferentes escenarios, pero no es lo más común. En teoría, donde se ve más una cuestión de planeación y visión amplia es entre la vida empresarial, pero tristemente incluso ahí sólo tenemos a las grandes empresas y contadas excepciones entre medianas y pequen~as.

En lo político y social claramente predomina este “cortoplacismo”, es raro ver planes bien elaborados de cómo se van a hacer las cosas, y muy común que sea la improvisación o la costumbre las que rijan el comportamiento... y, sobre los juicios que hacemos, mejor ni hablamos. Es rarísimo que exista un análisis o la paciencia de esperar todos los puntos de vista, al menos, y que se dé un clavado en las redes sociales quien no coincida con esto último.

En lo social vemos una variedad de ideas, pienso en fundaciones, asociaciones, movimientos y otras, que tienen buenas intenciones, pero que lamentablemente son llevadas malamente a la práctica, precisamente por sólo atender a una necesidad o un problema inmediato, sin un ejercicio de análisis y planeación más a fondo. Otra vez, las hay exitosas, pero esas no son la mayoría.

En lo político-electoral, que es más mi materia, “el cortoplacismo” parece ser la norma y no la excepción. Recién platicaba con un buen amigo político y coincidíamos en uno de los temas centrales del momento en el Congreso: la revocación de mandato. Coincidimos en ver “cortoplacismo” en los opositores al nuevo gobierno, ven ahorita a un Presidente con una imagen muy positiva entre la población y no quieren verlo haciendo campan~a en el 2021 pensando que eso les favorecerá a las campan~as de Morena, mientras ellos mismos están constantemente diciendo que este gobierno es un desastre y que con tantas malas decisiones está destinado a perder popularidad. 

Veo también que el grupo de López Obrador piensa que, precisamente debido a esa buena opinión que tiene, conviene tenerlo en las boletas en el 2021 pues eso les daría más (¿o todas?) de las gubernaturas en juego. No están poniendo atención los actuales dirigentes a la máxima histórica de “divide y vencerás” y justo hoy que tienen a la oposición en el suelo, con el PAN, el PRI y el PRD en sus peores momentos de aceptación, están pensando en darles un fuerte argumento para que se unan y hagan campan~a en su contra en un futuro, que es lógico esperar que haya algún tipo de desgaste por ser gobierno. 

Y los opositores también con la visión en el hoy, sin ver cosas como que en el 21 podría ser buena idea tener a todo el aparato lopezobradorista más metido en defender a su Presidente que en “operar” lo local y con eso abrirse una oportunidad que hoy no ven. ¿Es el mundo al revés? No, simple y sencillamente el mal de México: “el cortoplacismo”.

Y pensando en el gobierno y lo que nos viene a los mexicanos, una de las pláticas más interesantes de las que he tenido oportunidad de asistir fue en el MIT en Boston en abril de 2017, impartida por el maestro venezolano Roberto Rigobón (economista, 2 veces maestro del an~o ahí en el MIT), a alumnos del IPADE de distintas partes del país. Habló sobre México y los mexicanos, preguntando en un momento de la charla si creíamos que los mexicanos somos pacientes o impacientes, (¿usted que hubiera dicho?) En la clase, la gran mayoría dijimos que pacientes; pero él nos terminó convenciendo en unos minutos de que somos impacientes y mucho. Lo hizo usando el argumento, entre varios otros, de que teníamos un gobierno que ya había trabajado e impulsado importantes reformas que estaban creando las condiciones para mejores oportunidades del país en la economía mundial, y a esas alturas (abril de 2017), en lugar de darnos el tiempo y poner de nuestra parte, ya nadie quería al Presidente y ni nos acordábamos de estas reformas estructurales. Al margen de la discusión que la corrupción y otras cuestiones son las que explican la mala opinión de Pen~a Nieto, todos coincidimos en que esperamos cambios de inmediato cuando realmente sabemos que son cuestiones que llevan su tiempo para realmente poder notar estos cambios. Lo queremos todo y lo queremos ya, sin analizar las dificultades que se atraviesan...y después nos enojamos porque los políticos prometen y prometen, para luego no cumplir. Círculo vicioso, y el país del “no pasa nada”.

Consideré pertinente escribir al respecto por el momento político que vivimos, son los primeros días de un gobierno que si algo ha dicho es que son un cambio radical a lo existente. Es muy pronto a mi entender para determinar si realmente es un cambio radical y, más importante aún, si este cambio es para bien; pero ya empezamos a ver sen~ales en varios sentidos. Que el estilo es diferente, creo que a nadie le queda duda, pero sobre las implicaciones de este nuevo estilo sí que hay mucho debate. Que habrá que darles tiempo y ser pacientes es lo natural, lógico y forzoso; sin embargo creo que este “cortoplacismo” que he definido aquí incluye una buena planeación estratégica y sería muy bueno que ese fuera el ejemplo que pusiera el gobierno, aunque aplica para todos. De momento no se ha visto mucho de esto: yo quisiera ver más números, más metas, más planes, más estrategia en general en esta nueva administración, es mucho más lo que se dice que lo que se muestra en hechos, acciones o claridad en los proyectos y nos toca demandarlos a nosotros. Necesitamos ser una sociedad que exija y a la vez actúe congruente a esta exigencia, el cambio y el avance tiene que ser de todos si queremos un mejor futuro. Toca ver el pasado para aprender, y poner la visión en lo que queremos en el futuro para ponernos a actuar.... O atenernos a las consecuencias.