Quererme

Adriana Díez, psicóloga española, habla de “el día que comencé a quererme”.

Mi ritmo de vida cambió el día que comencé a quererme. Pasé de estar de puntillas a toda velocidad a estar presente con los pies en suelo. 

Ahora disfruto el momento y en lugar de no esperar, vivo la espera haciéndola intensa y mucho más divertida. Justo ese día mi visión del amor también cambió. 

Ahora sé que amar también es aceptar las fallas y saber rectificar; quererse a uno mismo de algún modo implica soportarse y darse cuenta de que no somos perfectos. De hecho, me percaté de que el amor propio requiere de un gran trabajo a largo plazo.

El día que comencé a quererme empecé a apostar por mí para no dejarme de lado. Además, ese mismo día comprendí que mis decisiones son las que me han llevado al lugar en el que estoy hoy y me gusta, con mis pros y contras, pero me gusta dónde estoy y por supuesto cómo soy.

Quizás buscar fuera algo y no encontrarlo sería una señal de que estoy buscando en el lugar equivocado. A veces desistir también sirve. 

Quererme no es egoísta, ni narcisista, sino simplemente un aspecto fundamental que me impulsa a darme cuenta de cómo soy realmente. Porque si me quiero, no necesito ser superior, ni competir; tampoco necesito ser la mejor persona, sino simplemente mejorar y avanzar.

(Hasta aquí Adriana Díez)

Comentario de JPR:

En efecto, a pesar de lo que algunos puedan pensar, el amor a sí mismo es una de las funciones más complejas y difíciles de lograr firmemente en la vida.

Esto se debe al frágil desarrollo individual infantil en la familia nuclear sumado a la complejidad de la relación con los demás miembros.

Una vez que se haya logrado sentirlo, el amor a sí mismo arrastra sentimientos de culpa que la educación se encarga de privilegiar.

Egoísmo, egocentrismo y otros adjetivos similares se anidan en el alma del humano impidiéndole darse el lujo de amarse.

En fin, lo que debemos enfatizar es que el amor a sí mismo es una necesidad previa para disfrutar de las mejores funciones que la vida reserva a los seres humanos que se aman.

Quererme es el fundamento para poder amar a alguien más, de no ser así la especie humana ya se hubiera extinguido.

Así de simple.

Piénsele bien y seguiremos platicando.

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