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Opinión

Urge detener el enrarecimiento político

Luces y Sombras.

Instalada la 64 Legislatura del Honorable Congreso de la Unión, y a poco más de dos meses de que inicie sus funciones la próxima administración federal, se observa un desgaste prematuro. 

Existe una extraña coincidencia de acontecimientos con la conmemoración del 50 aniversario de movimiento estudiantil de 1968. Se han presentado situaciones  desagradables y hasta grotescas, que no indican madurez, civilidad y urbanidad políticas.

Hay personas integrantes del ala más radical de las organizaciones que triunfaron el 1 de julio que, al amparo de la libertad de expresión, están dando la nota negativa y perjudican el buen ambiente y las expectativas favorables, dándole la razón a quienes presagian una situación similar a la que impera en Venezuela, donde la violencia y la inestabilidad se han enseñoreado en perjuicio de sus habitantes, y ello no es deseable para nuestro país.

Debe cuidarse el orden.

Por eso se le reconoce al Presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, el haber expuesto su experiencia y capacidad para  mantener el orden en el recinto parlamentario. 

Refiero lo ocurrido durante estos días:

1.-En el palacio legislativo de San Lázaro, hubo expresiones de rebeldía y reproches hacia la conducción del Presidente.

2.-En el Senado de la República, se presentó el bochornoso caso del gobernador y senador chiapaneco Manuel Velasco, que tuvo un cuestionado proceder al solicitar licencia para regresar a su Estado como gobernador, inmediatamente después de haber solicitado licencia al Congreso local de su entidad federativa para rendir protesta como Senador; ello quedó en el historial parlamentario como algo que no debe repetirse, en primer lugar por la falta cometida tras su candidatura al Senado, al no haber solicitado licencia, en tiempo y forma, para separarse de la gubernatura y acceder a la candidatura al Senado, y reformó disposiciones a modo para lograrla -como tampoco lo hizo Miguel Ángel Mancera en la CDMX-. 

No se respetaron las formas ni las normas.

En el caso chiapaneco lo más grotesco fue el “saltimbanqui”, de gobernador a senador y de senador a gobernador, y muy pronto de gobernador a senador.

En la mismísima Cámara alta, se presentó otro barrunto, referido a la pretensión facciosa de desaparecer los poderes en el Estado de Hidalgo, algo que genera más de una sospecha, y que no habrá de prosperar, pues no hay motivos para ello; pero hubo una manifiesta intención desestabilizadora.

3.-En las afueras del Palacio Nacional, en el marco de la ceremonia del mensaje presidencial con ocasión del Sexto Informe de gobierno, se presentó un espectáculo, muy ominoso, con Fernández Noroña al principio,  ofendiendo a Muñoz  Ledo y a Martí Batres, presidente del Senado, llamándolos traidores, simplemente por acudir al evento; más dos damas muy elocuentes que denostaron, de manera directa y soez a los representantes de las fuerzas armadas del país: militares y marinos de alto rango, cuando salían de la sede presidencial, al término de la ceremonia.

4.- En en Estado de Morelos la situación no está cordial, y lo peor es que se trata de un pleito de pronóstico reservado entre la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevsky  y el hombre fuerte del gobernador electo Cuauhtémoc Blanco, José Manuel Sanz. Todo por intereses nada nobles de ambición de poder.

5.-En la Ciudad Universitaria de la UNAM, se presentaron hechos más lamentables aún, donde detestables grupos porriles y de anarquistas agredieron a estudiantes y lanzaron bombas incendiarias.

Afortunadamente dominó una virtuosa organización espontánea, calculada en treinta mil estudiantes, quienes marcharon, pacíficamente, en protesta por los abusos y las infamias cometidas, y por la impunidad imperante en el campus de nuestra máxima casa de estudios; lo cual merece una urgente y eficaz atención de parte de las autoridades universitarias, aprovechando las circunstancias, para liberar a la UNAM del abuso de organizaciones criminales sustentadas en la venta de drogas y en la violencia, las cuales deben ser erradicadas y de raíz, de inmediato, para lo que la rectoría no debe escatimar esfuerzos, ni esperar más tiempo para actuar con mano más firme, y con el apoyo de las autoridades correspondientes, sin menoscabo del respeto a la autonomía, pues la autonomía universitaria no es sinónimo de extraterritorialidad, y la CU no es un estado aparte como lo es el Vaticano, ni algo que se le parezca.

No agrego a estas tormentas  el tema del aeropuerto de la CDMX, ni la pretendida cancelación de la reforma educativa.

Estando así las cosas, el panorama político empieza a enrarecerse peligrosamente, y este fenómeno, con todo respeto, es con cargo a la factura lopezobradorista. 

¡Cuidado con el tigre y con el México bronco!