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Opinión

La Persona Plastilina

Pensándolo bien.

David Sánchez, psicólogo español, habla del síndrome de la persona plastilina.

Relacionarse con los demás, preocupándonos por sus inquietudes y problemas, es una buena forma de cuidar y fortalecer nuestras relaciones. Pero, cuidado, como toda buena actitud, cuando se lleva al extremo, puede causar daños importantes a la persona que la sostiene.

A continuación, algunos de los rasgos que mejor caracterizan a este tipo de personas:

1. Se olvidan de sus propios deseos y necesidades.

2. No esperan recibir nada de los demás.

3. Son personas muy generosas

4. Son personas excesivamente serviles

Los individuos que sufren el síndrome de la persona de plastilina se convierten en instrumentos para los demás.

¿Cómo superarlo?

Para aumentar tu autoestima y comenzar a priorizar tus necesidades, puede seguir algunas estrategias sencillas:

· Si te piden un favor, piensa la respuesta. Reflexiona sobre lo que supone para ti cumplir con esa persona y valora el costo de adquirir un determinado compromiso.

· Si quieres decir que no, hazlo. Deja la culpabilidad a un lado. Aunque ésta te aborde al negarte a hacer algo por otra persona, piensa que eso es lo mejor para ti, ya que también tienes necesidades propias.

Si te identificas con alguno de los rasgos que hemos descrito, recuerda que cuentas con deseos y necesidades a las que solo tú puedes atender. Ya sea porque los demás no se dan cuenta o porque simplemente no pueden, hay una parte imprescindible a la larga para tu equilibrio emocional que solo puedes satisfacer tú. 

Al final, el síndrome de la persona de plastilina no deja de ser una forma indirecta de dependencia. (Hasta aquí David Sánchez).

Comentario de JPR:

Que David Sánchez diga que “el síndrome de la persona de plastilina no deja de ser una forma indirecta de dependencia”, es una oración tan certera en su fin como equívoca en su principio.

Si lo está leyendo usted, quien NO sufre de tal dependencia, pues no habrá problema alguno, más si quien está leyendo este texto intentaba dejar de ser dependiente, pero para empezar se lee llamado “una persona de plastilina”, lo lógico será que inmediatamente busque en otro lado cómo resolver o concientizar su problema.

Aunque ese otro lado sea en la brujería…

El intento de un autor para facilitar la nominación de algún comportamiento problemático con un nombre francamente vulgar que fácilmente puede resultar ser un insulto para la persona que se quiere liberar de tal comportamiento, es una práctica definitivamente irresponsable de una psicología claramente superficial.

Por lo demás, la descripción del comportamiento de baja estima de la persona calificada como “persona plastilina”, aquí simplemente se satisface a sí misma.

Debo anotar que todo esto es semejante a que alguien publicara un texto con una frase diciéndole al autor Sánchez: “Para aumentar tu autoestima y comenzar a priorizar tu práctica psicológica, ¿deberías cambiar de profesión?”. 

Piénsele bien y seguiremos platicando.

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jperezrobles@gmail.com

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