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Opinión

Sismos y cálculos electorales

El Puente.

Hay que aceptarlo, la sorpresiva respuesta de los partidos políticos que han decidido donar un porcentaje de su presupuesto anual para apoyar la reconstrucción de las zonas destruidas por los sismos del 7 y 19 de septiembre, sorprendió a muchos.

Si bien es cierto, la decisión que han tomado el PRI, Morena, PAN, PRD y MC no fue algo espontáneo, sino producto de la presión de la sociedad, habría que reconocer que la respuesta de los partidos no tiene un antecedente en la historia del país.

Sin embargo, la pregunta es obligada: ¿Por qué no ocurrió esta reacción antes del pasado 19 de septiembre?

En innumerables ocasiones, millones de mexicanos han padecido situaciones de emergencia provocadas por desastres naturales que los han llevado a vivir durante largos períodos en calidad de damnificados y, en consecuencia, sin vivienda y sin empleo… ¿Y los partidos políticos no se dieron cuenta? 

Está claro que la tragedia del 19 de septiembre, su cruda realidad, pero, sobre todo, su amplísima difusión en redes sociales, dio pauta al reclamo social y a la reacción política.

Sutilmente, todos los partidos cuidaron sus acciones con fines político-electorales, porque la sociedad mexicana ya no tolera convertir la tragedia en actos partidarios. 

Por ello decimos que el tema del dinero que los partidos deciden entregar para apoyar a las víctimas, no es una decisión producto de la espontaneidad, sino que ocurre después de un cálculo muy cuidado para tratar de conseguir algo a cambio: la simpatía, aunque sea temporal, de los potenciales electores.  

Pero bien vale la pena analizar las circunstancias de cada uno de los partidos políticos que decidieron renunciar a una amplia tajada de su millonario presupuesto en apoyo a la reconstrucción de las zonas devastadas por los sismos y la utilidad social, o incluso electoral, que pudiera dejarles tal acción. 

El PRI es el partido en el poder, y eso representa una ventaja, pero a la vez una desventaja. 

Con la Presidencia de la República, el PRI tiene a su favor el aparato de gobierno y el tamaño del presupuesto del que dispone, pero políticamente enfrenta un serio problema: el desgaste. 

Si bien, la mitad de las gubernaturas priistas representan poder y dinero, pero todas tienen antecedentes de escándalos y procesos penales. 

Electoralmente el PRI es mayoría, pero sin ninguna garantía de triunfo, porque dependerá en mucho del candidato a la Presidencia, la funcionalidad de las alianzas, la estrategia de campaña y los errores que cometan sus adversarios.

Morena tiene a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el candidato mejor posicionado en las encuestas y el que maneja más recursos, y muy superiores a los que anunció que aportaría para la reconstrucción del desastre natural.  

Las fuentes de apoyo para sufragar los gastos de AMLO y sus movilizaciones son de procedencia variada. Tiene 18 años en campaña, con una estructura muy amplia y de alto costo, lo que demuestra que no solo cuenta con cajas chicas, sino cajas muy grandes. Se habla de financiamiento extranjero y esto es creíble, porque sus recorridos por el país difícilmente serían soportados por el presupuesto público asignado a su partido.

El Frente Amplio Democrático, integrado por PAN, PRD y Movimiento Social (MC) no tiene solidez política. El PAN está dividido, ha perdido identidad y se ha quedado sin figuras activas con peso histórico. Su dirigente, Ricardo Anaya, es frágil y enfrenta una campaña despiadada en la lucha por la candidatura. 

En conjunto, los tres partidos suman más gubernaturas que el PRI, pero al tratarse de elecciones intermedias, los gobernadores buscarán destinar más recursos para ganar sus elecciones locales, no las federales. 

El PRD pasa por el peor momento de su historia. Pulverizado, con inestabilidad de liderazgos, con tribus que van y vienen, deserciones emblemáticas y desfigurado como partido opositor, es el que menos recursos recibe, y al entregar lo poco que tiene para la reconstrucción de las zonas afectadas por los sismos, el PRD confía en que el PAN y el MC lo arroparán. Pero el nicho electoral del PAN no le da al PRD y en el soporte del MC sencillamente no cabe.   

En síntesis, pragmatismo mata plataforma y principios básicos. En México, decir partidos políticos es decir pragmatismo aberrante y claudicación vergonzante. 

Ahí radica la mayor parte de la falta de credibilidad y desgaste de todos los partidos políticos mexicanos.

Sólo basta ver como se conducen hoy en día sus dirigentes. Ante la ausencia de un auténtico compromiso con la gente, que hoy los repudia, terminan convirtiendo la desgracia humana en una gran subasta en donde todos ponen lo que no es de ellos para ganar votos.

GRAFITI

La cara de preocupación del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, tiene una explicación…   Y es que, una vez pasada la emergencia del sismo, los gobiernos emanados del PRD tendrán que enfrentar una buena parte de la responsabilidad de los edificios que se cayeron.

Cuando concluyan los peritajes y se conozcan las verdaderas causas del colapso de dichos inmuebles, podría quedar al descubierto un negro historial de corrupción detrás de cada permiso de construcción que fue otorgado sin cumplir las normas de seguridad que desde hace más de 20 años exige la Ley de Obra Pública vigente en la capital del país.  

De ser así, Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Encinas, Marcelo Ebrard y quizás hasta el mismísimo Mancera tendrían que rendir cuentas.

Twitter: @victortorres_mx


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