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Opinión

Influencia de la Música

Pensándolo bien.

La periodista colombiana Edith Sánchez, dice que la música es como el chocolate, le gusta a casi todo el mundo. Esto sucede desde tiempos inmemoriales. 

Desde que existe la cultura misma, también existe un lugar para esos sonidos rítmicos que comunican sentimientos. En todos los tiempos y en todas las civilizaciones ha existido esta forma tan particular de expresión, tan rica en estilos.

Sin darnos cuenta, a veces acudimos a la música buscando un contenedor para sentimientos que nos abruman, un lugar donde puedan desbordarse libremente sin dañar a nadie. También buscamos las melodías para tranquilizarnos, o para estudiar o trabajar. Pero ¿cuál es realmente la influencia de la música en nuestra mente?

Se llevó a cabo un experimento en la facultad de psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Lo dirigió el profesor Roberto Valderrama Hernández. Su propósito era averiguar cuál era el efecto del “heavy metal”.

Para el estudio se eligió a 137 sujetos. Entre ellos, 31 eran hombres y 106 mujeres. La edad promedio era de 20 años y todos eran estudiantes de psicología. Primero se les practicó un test para medir su estado de ansiedad. Después se les hizo escuchar fragmentos de heavy metal de 5 minutos cada uno. En total, cada uno completó 47 minutos de “heavy metal”.

El investigador pudo observar que los participantes incrementaban el nerviosismo. Se mostraban inquietos y lo expresaban cambiando constantemente de posición y con movimientos erráticos de las manos y los pies.

Valderrama pudo concluir que este tipo de melodías fuertes incrementaban el nivel de ansiedad. La explicación radica en que esa clase de ritmos aumentan la tensión física y psicológica. Si esta tensión no se libera a través de movimientos como bailar o saltar, la energía se acumula y da lugar a síntomas propios de la ansiedad.

Que las notas musicales “generen” energía no es un problema. El problema viene cuando esta energía no puede gastarse realizando actividad física. En ese sentido, la “música fuerte” es magnífica para situaciones que exijan conductas enérgicas o competitivas.

Asimismo, las notas musicales tienen la capacidad para relajarnos. Se logra con aquellos géneros que tienen ritmos más regulares, lentos y el volumen no es tan alto. Algunas piezas de música clásica, instrumental o pop suave contribuyen a tranquilizarnos. Se emplean incluso en salas donde se llevan a cabo radioterapias o tratamientos médicos agresivos.

La ciencia ha podido establecer que los ritmos musicales estimulan diferentes áreas del cerebro. De hecho, una investigación de la Universidad de La Florida sugiere que los ritmos musicales ofrecen más activación cerebral que cualquier otro estímulo conocido. (Hasta aquí Edith Sánchez).

Es una buena observación de la periodista Edith Sánchez sobre la influencia de la música, dependiendo de su formato por supuesto, en las actitudes cerebrales y sus efectos sobre el cuerpo humano.

De hecho, la escucha de la música popular o clásica nos ha producido, casi a todos, diferentes estados de ánimo que buscamos toda la vida adquiriendo las producciones grabadas de los artistas musicales que nos gustan o escuchándolas en los medios masivos o hasta en los centros comerciales, quienes los usan para estimular a sus clientes en su compra

Finalmente, en realidad la música es de un modo o de otro parte de su vida diaria.  

Piénsele bien y seguiremos platicando.

jperezrobles@gmail.com


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