Icono Sección

Opinión

¿Dónde está la rentabilidad electoral?

El Puente.

Para bien o para mal, nuevamente los tiempos electorales están a la vuelta de la esquina. En las próximas semanas, los partidos políticos se lanzarán a la búsqueda de sus mejores prospectos, para ir perfilando las candidaturas a los cargos de elección popular que estarán en juego el 1 de julio de 2018, por lo que tienen máximo 5 meses para preparar bien a sus respectivos cuadros.

En el caso de Sinaloa, si el objetivo del Gobernador Quirino Ordaz y su partido, el PRI, es conservar la mayoría en el Congreso del Estado y las alcaldías ganadas en las elecciones locales de 2016, deberán postular como candidatos a quienes gocen de mayor simpatía entre los sinaloenses, y no precisamente a los más cercanos al gobernante, como suele ocurrir cuando se coloca la lealtad por encima de la capacidad.

Por otra parte, Ordaz Coppel deberá tener presente que el resultado que obtenga el PRI en el proceso electoral de 2018, será de algún modo el reflejo del desempeño de su gobierno y dependerá del cumplimiento o incumplimiento de sus compromisos de campaña, porque las elecciones también son, en buena medida, la oportunidad que espera la ciudadanía para calificar y juzgar a la autoridad en turno.

El pueblo lo sabe y lo interpreta de manera muy lógica. Si el gobernante hace bien su trabajo, si desempeña correctamente sus funciones, si busca el bien de la comunidad con sus acciones, si cumple y hace cumplir la ley, los electores estarán satisfechos y es altamente probable que vuelvan a votar por el partido en el poder.

Dicho de otra manera, si los resultados del actual gobierno son buenos, y si así lo percibe la ciudadanía, el PRI tendría mayores posibilidades de salir airoso en las próximas elecciones, el resto, y no es poco, dependerá de la rentabilidad de los candidatos que sean postulados.

De lo contrario, si los potenciales votantes perciben que el partido en el poder no ha dado los resultados esperados, por muy buenos que sean los candidatos, las probabilidades de triunfo se reducirán, sobre todo en aquellos casos donde los candidatos no sean competitivos.

En ese mismo sentido, los partidos de oposición con mayor presencia en Sinaloa, como el PAS, el PAN, Morena y PRD, tendrán que postular como candidatos a ciudadanos con capacidad, trayectoria, buena fama pública y privada, pero también con experiencia en el trabajo político de campo, para que puedan convertir sus cualidades personales en votos.  

Por otra parte, no hay que olvidar, que al igual que el PRI, aunque no en la misma proporción, el PAS y el PAN ocupan espacios de poder en los Ayuntamientos y también gobiernan desde el Congreso del Estado. Por lo tanto, el resultado que buscarán en las próximas elecciones igualmente se verá influenciado por el desempeño que hayan tenido sus alcaldes, diputados locales y regidores.

Por lo anterior, los políticos que desempeñan cargos públicos deberán trabajar duro en los próximos meses para aumentar las simpatías de los ciudadanos hacia las siglas de sus respectivos partidos, centrar su estrategia en la atención de las necesidades de sus gobernados y, sin pretexto, cumplir los compromisos que hicieron en sus respectivas campañas.

Desgraciadamente, para los actuales alcaldes y diputados locales, el tiempo se agota y podríamos decir que la mayoría tiene los meses contados en el cargo, en virtud de que no estarán en condiciones de buscar la ansiada, pero cada vez más lejana, reelección.

¿Y por qué nos atrevemos a asegurar lo anterior? Sencillamente porque son muy pocos los que hasta ahora han entendido que el capital político se conserva, se aumenta, se reduce o se pierde como consecuencia del resultado del trabajo que se realiza a diario y la calidad de la atención que otorgan a los ciudadanos.

El problema es que la mayoría de los políticos que hoy ocupan cargos públicos no han gobernado para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, no han tomado decisiones en consenso con las mayorías, se han encerrado en sus oficinas para gozar de las mieles temporales del poder y buscar, por encima de cualquier cosa, asegurar su patrimonio personal y familiar.

Nos referimos a quienes, en cuanto tomaron posesión del cargo, desviaron los objetivos trazados en sus campañas, cuando para obtener el voto prometieron atender las demandas de la gente que los llevó al triunfo, pero a la hora de gobernar prefirieron cumplir sus compromisos económicos y complicidades con grupos de poder que sólo ven por sus intereses.

Para esta clase de políticos, los reclamos de los ciudadanos que se sienten engañados por las promesas incumplidas, no pesan tanto como los reclamos de los grupos políticos y empresariales que les patrocinaron dichas campañas, porque esos sí presionan fuerte.

Del otro lado de la mesa están los servidores públicos que durante su desempeño han entendido que lo único que genera fidelidad de los ciudadanos hacia el gobierno y, por lo tanto, hacia el partido que los llevó al poder, es atender las necesidades de la población, por encima de intereses personales o de grupos.

Son pocos, pero son los únicos políticos y servidores públicos que aumentarán su rentabilidad electoral y, por ello, es muy probable que los veamos como candidatos y candidatas en las próximas elecciones.

Y para saber quiénes son, sólo es cuestión de ver los resultados de su trabajo. Ahí están y siempre han estado cuando la gente los requiere. Usted los conoce o ha escuchado hablar de ellos. Son los que no se esconden ante el reclamo de los ciudadanos que exigen soluciones a sus demandas.

Los demás no tendrán cara para salir de nuevo a las calles a pedir el voto, porque la gente los tiene bien identificados y se encargará de echarlos fuera en menos de un año.

GRAFITI

Miguel Ángel Osorio, José Antonio Meade, José Narro, Aurelio Nuño y Enrique de la Madrid son los aspirantes a la candidatura presidencial del PRI con mayor proyección en los últimos meses.

Si el pragmatismo del Presidente Enrique Peña Nieto se impone, será candidato el que esté mejor posicionado en las encuestas, pero también quien tenga menos negativos. 

Dicen lo que saben que en un escenario así las apuestas favorecen sólo a tres: Meade, Narro y Nuño. En ese orden.

La pregunta que Peña Nieto y el PRI tendrán que resolver es muy sencilla: ¿Quién de los mencionados tendría la capacidad de crecer más, para estar en condiciones de competir con Andrés Manuel López Obrador?

Twitter: @victortorres_mx

MÁS DE Víctor Torres