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Opinión

¿Aceptación o Resignación?

Pensándolo bien.

La psicóloga española Cristina Roda Rivera dice que muchas personas se esmeran en adquirir una formación sólida, incluso buscan y encuentran un buen trabajo relacionado con aquello que les gusta, sin embargo, su atención se centra en aquello que les falta, sintiendo una insatisfacción enraizada en la idea de que podían tener algo mejor.

Se encuentran en el eterno dilema de elegir luchando por vivir la vida que desean, pero se olvidan que las personas raramente encuentran un medio idóneo para llevarlo a cabo. Es el eterno lamento de “Esto no es para mí”, “No era esto lo que soñé”. Empiezan la jornada aligerando los pies, pero con una inmensa losa de frustración mental.

El filósofo José Ortega y Gasset nos advertía en su libro “La rebelión de las masas” de la catástrofe de la especialización. Mujeres y hombres altamente calificados en un dominio concreto, pero incapaces de adquirir una visión del mundo general que les ayude a desenvolverse en la realidad en la que se mueven, no en la que desearían.

Eso es lo que les pasa a estas personas y nos pasa a nosotros; ¿Cuántas veces nos ha paralizado una buena oportunidad por el miedo que produce tener que renunciar necesariamente a algo bueno? 

Lo cierto es que a veces hay que situarse en un punto y agarrar con fuerza la única oportunidad presente. En el mundo actual, a veces cuando se agotan las oportunidades surge la mejor opción: vivir la vida tal y como viene.

En la línea que estamos trazando, una pregunta aparece en el horizonte: ¿Cuál es la diferencia entre aceptar y resignarse? En el fondo son términos tan incompatibles como el agua y el aceite, pero nos empeñamos en agitarlos y mezclarlos.

La aceptación es el primer paso para el cambio. Tiene que ver con situar en el mapa el punto en el que nos encontramos, independientemente de si nos gusta o no.

La aceptación también es el primer paso para la adaptación en el caso de que no exista posibilidad de cambio. 

La resignación sin embargo tiene un componente de frustración y de inhabilitación, más allá de la aceptación. El componente de frustración es importante ya que suele provocar inmovilismo.

A veces nos encontramos con mil oportunidades para salir de una mala situación, mas ninguna de las alternativas nos parece perfecta. En muchas ocasiones podemos intentar crear la alternativa, pero en otras muchas, solo cuando llegamos al límite del sufrimiento aceptamos elegir entre las opciones posibles, aunque ninguna de ellas sea la ideal.

Sin una motivación diaria no hay caminos posibles. Cada paso se hace en el aquí y ahora, poco a poco y disfrutando de algún momento cada día. El esfuerzo suele tener recompensa; un “premio” que requiere una motivación para poder encontrar en lo cotidiano algún resquicio que permita ver lo que deseamos.

Muchos se quedan sin las oportunidades ideales y solo les queda elegir entre las opciones que quedan. Sin embargo, frente a lo que deseaban, pero no existía, eligieron la actitud de vivir su realidad y no solamente la de sobrevivir. (Hasta aquí Cristina Roda).

Bueno, sabemos que el tema elegido por Cristina Roda es complejo y difícil de localizar en nuestra propia existencia.

Pero algo nos toca a todos a lo largo de este texto que nos lleva a  darnos cuenta de la incertidumbre en la que se mueve nuestra vida mientras la pasamos en contacto con nuestra realidad diaria y nuestros sueños.  

Piénsele bien y seguiremos platicando.

jperezrobles@gmail.com

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