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Opinión

Ser cobarde

Pensándolo bien.

Paula Murillo, psicóloga española nos dice que La cobardía es una de las características esenciales del ser humano. Es muy compartida, etiquetada en los otros, pero muy poco reconocida. Sin embargo, y aquí quizás sea sorprendente, en determinados casos sigue siendo una estrategia adaptativa para el ser humano.

En múltiples ocasiones todos hemos echado la vista atrás y nos hemos encontrado con una duda: saber cuál hubiera sido el resultado si hubiéramos actuado de otra manera en aquel momento. Y al analizarlo, vemos que la cobardía está detrás de muchos de nuestras decisiones.

La cobardía va de la mano del miedo y del conformismo. Son inseparables. Si no hay miedo detrás, no es cobardía; quizás comodidad o vagancia, pero no cobardía. 

Se puede ser cobarde en varias dimensiones de esta actitud. A nivel emocional, a nivel de comportamiento o incluso a nivel de pensamiento.

¿Cuántas veces hemos apartado nuestros pensamientos por no enfrentarnos a ellos?  Puede pasar que exista una idea, una situación o incluso un recuerdo que nos molesta o nos da miedo y no le dedicamos tiempo. 

Ni siquiera nos lo planteamos, incluso sabiendo que se puede hacer “bola” en el estómago o dificultarnos la respiración. Cuando nos proponen hablar de ello lo evadimos, cambiamos de tema o mostramos una indiferencia forzada.

El miedo es una emoción compartida por todos, sin embargo, la cobardía es una actitud: es la posición que adoptamos frente a ese miedo. Además, se puede actuar con miedo. Es algo lógico y humano. Las herramientas que hayamos aprendido para manejar nuestras emociones, para responder de una forma equilibrada o para poner en marcha estrategias de pensamiento enfocadas a solucionar problemas, generando alternativas, guiarán nuestro comportamiento en un sentido u otro.

A partir de ahí, la cobardía es un elemento con el que tenemos que lidiar. Con nosotros mismos o con otras personas, haríamos bien si nos apoyáramos en la empatía, intentando comprender (no necesariamente respaldar) los motivos que han incitado la cobardía. 

Si tienes miedo, se pueden desarrollar herramientas para aprender, para escuchar a los demás y reflexionar.

Parte de la base de que no sólo hay blancos y negros… los “todo o nada” son excepciones y no reglas. 

Hay grados para ir subiendo poco a poco y dejar atrás esa sensación de pensar, actuar o sentirte inundado de cobardía.

(Hasta aquí Paula Murillo).

Una cosa queda clara: el cobarde siempre es el otro. A mí solo me da miedo, pero nunca me siento realmente cobarde.

La cobardía es un adjetivo peyorativo como lo puede ser “idiota” o “inútil”, que solo le queda a otro: no a mí mismo.

El miedo puede ser analizable, la cobardía no.

Así que reconozcamos nuestros miedos, que incluso hasta nos podrían salvar de cosas peores y no de una cobardía que nos puede empeorar una situación de crisis.

Así que, Piénsele bien y seguiremos platicando.

jperezrobles@gmail.com

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