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Opinión

No basta con austeridad, la sociedad exige justicia

El Puente.

Es difícil imaginar con qué argumentos saldrán a la calle a pedir el voto los candidatos a un cargo de elección popular en las próximas elecciones, ante el creciente enojo de la sociedad con la política y los políticos.

Y es que, como dicen por ahí, el horno no está para bollos.

Este domingo se realizaron nuevas marchas en contra del incremento a los combustibles, y en todos los contingentes se pudo constatar que el malestar de los ciudadanos no sólo no ha bajado, sino que en algunas ciudades del país se ha incrementado. 

En las calles, los manifestantes no dejan de gritar consignas contra el gobierno y el alza de precios, pero también exigen la renuncia del Presidente Enrique Peña Nieto y poner un alto a los privilegios de políticos y funcionarios públicos.

El gasolinazo ha sido el detonante de un malestar acumulado durante décadas de atropellos a la economía de los mexicanos más pobres, que han sido testigos del enriquecimiento de políticos corruptos y el uso irresponsable de los cuantiosos recursos que se manejan en las dependencias de gobierno y partidos políticos, mientras el ingreso de los trabajadores se deteriora cada vez más.

Esto es lo que más duele a la población y es también lo que ha motivado a participar en las protestas a cientos de personas, que en muchos casos no son militantes ni simpatizantes de partidos políticos, sino al contrario, se declaran totalmente apartidistas.

Por ello decimos que el gobierno y los partidos políticos no habían enfrentado un escenario tan adverso como el que se vive hoy en todo del país.

Está claro que el movimiento contra el gasolinazo no es sólo un asunto de grupos o partidos políticos opositores al gobierno, es una expresión de auténtico hartazgo que ha ido creciendo con la participación de amas de casa, estudiantes, empresarios y trabajadores que se sienten afectados por las decisiones que se han tomado en materia económica.

Lo que más se percibe en las movilizaciones de protesta es que los ciudadanos están cansados de ser siempre los que llevan la peor parte cuando estalla una crisis, como ocurre actualmente con el tema de los combustibles y la devaluación del peso frente al dólar.

La sociedad llegó a su límite, aunque pareciera que algunos funcionarios de gobierno no lo entienden, o no lo quieren entender, porque no han cambiado ni siquiera el discurso ante el malestar de la población. 

En las calles, la gente se pregunta: ¿Por qué siempre los ciudadanos tenemos que pagar la peor parte de la ineptitud, errores o negligencia de quienes tienen la responsabilidad de conducir la política económica del país? 

¿Por qué, a pesar de la difícil situación de las finanzas públicas, los funcionarios de gobierno, los políticos y sus respectivos partidos siguen gastando tanto dinero, cuando a muchos trabajadores apenas les alcanza para comer?

El Presidente de la República pide la comprensión de la población ante las medidas adoptadas por su gobierno, pero a los ciudadanos no les queda claro cuál es el sacrificio que hará la autoridad ante la crisis. 

Está claro que el mensaje del gobierno no está a la altura de la complicada realidad económica que vive la mayoría de los mexicanos y que reclama un esfuerzo parejo ante la crisis. 

Bajar el financiamiento a los partidos políticos, reducir los salarios, apoyos y prestaciones a senadores, diputados, secretarios y subsecretarios del gobierno federal, así como eliminar la millonaria pensión que reciben los expresidentes de la República, podrían ser tan sólo los primeros pasos para recuperar la confianza de los ciudadanos.

Pero esto no será suficiente si no se atienden dos de las principales demandas de la sociedad que se siente agraviada por la falta de sensibilidad de la clase política: poner un alto a la corrupción y a la impunidad. 

La corrupción es el mayor desafío, porque genera desconfianza de los ciudadanos hacia las autoridades y tiene estancado el desarrollo económico y la generación de empleos en el país. 

Con la creación del Sistema Nacional Anticorrupción y la reforma a la Ley General de Responsabilidades Administrativas, que ha sido reforzada con la tipificación de los actos de corrupción y la obligación de los servidores públicos de presentar las tres declaraciones (Fiscal, Patrimonial y de Conflicto de Interés) el Presidente Peña Nieto ha dado pasos importantes en este rubro, pero aún falta su implementación en los hechos para abatir la impunidad.

Los ciudadanos reclaman que todos aquellos funcionarios, alcaldes, gobernadores y presidentes de la República, que han cometido actos de corrupción, sean llevados a la cárcel y que el gobierno confisque los bienes que obtuvieron indebidamente con recursos públicos. 

El actual gobierno aún está a tiempo… ¿se atreverá?

GRAFITI

Sumar y fortalecer la unidad, son los objetivos de Carlos Gandarilla García, quien este lunes solicitará su registro— en fórmula con Erika Sánchez— ante la Comisión de Procesos Internos del PRI, para convertirse formalmente en presidente sustituto y secretaria general, respectivamente, del Comité Directivo Estatal (CDE), después de la renuncia presentada por la diputada federal con licencia, Rosa Elena Millán, actualmente secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del Estado.

Por cierto, hace unos días, el expresidente de Cruz Roja Culiacán y de Fundación Colosio Sinaloa, inició una serie de encuentros con la estructura del partido tricolor en los municipios, y este domingo ofreció una comida en su casa a los expresidentes del CDE, a quienes reconoció su labor en las diferentes etapas históricas del PRI en Sinaloa.

En el encuentro, Carlos Gandarilla recibió el respaldo de Rosa Elena Millán, Martha Tamayo, Jesús Enrique Hernández Chávez, Cenovio Ruiz, Roberto Pérez Jacobo, Jesús Burgos Pinto, Víctor Gandarilla, Joaquín Vega Acuña, Fernando Díaz De la Vega, Carlos Loaiza, Alfredo Villegas, Homobono Rosas, Jesús Manuel Viedas y Pablo Moreno Cota. Testigo del encuentro, el delegado del CEN del PRI, Otniel García Navarro.

Bien por la oxigenación de las dirigencias partidistas, la llegada de sangre nueva podría estimular una mayor participación de jóvenes y mujeres.

Pronto veremos si al PRI le alcanza para superar el tsunami que enfrentará en las próximas elecciones. 

Twitter: @victortorres_mx



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