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Opinión

El Niño Maleducado

Pensándolo bien.

PENSÁNDOLO BIEN

El llamado ahora “Síndrome del Niño Emperador” es lo que hace poco se conocía como el “Niño Malcriado”.

O sea, ¿el famoso síndrome es algo genético o evolutivo que nace en el alma del niño sin tener nada que ver con sus formas de relación con los padres y hermanos mayores? Nada de eso.

El niño no “nos salió” Emperador en ningún caso, más bien los malcriamos.

Los padres no podemos asombrarnos de repente por los berrinches gritones de uno de nuestros hijos, haciendo caso omiso del resto de sus relaciones con los demás miembros de la familia. Es demasiado ignorar.

Sería tanto como ignorar el comportamiento aberrante, egoísta, demandante o berrinchudo del niño desde temprana edad; todo cuenta... 

Tampoco resulta eficaz una respuesta adulta con la misma moneda irracional infantil, lo cual generalmente justificaría, en la experiencia del niño que aprende, la tendencia al mandato por los gritos y los castigos desproporcionados provenientes de los padres por los equívocos infantiles.

En todo caso, los padres no deberían dejar de saberse a sí mismos como la fuente más importante de la formación original del niño malcriado y si deciden atacar al problema tendrá que ser descubierto o reconocido antes de los 5 años de edad para poder resolverlo en casa sin que sea una necesidad inevitable la ayuda profesional.

Además, los padres deberían investigar entre ellos lo que les haya pasado desde el nacimiento de este niño problema y compararlo con ellos mismos y su “educación” de los demás hijos o si no hay hermanos entonces analizar los cambios que han tenido como pareja a partir del inicio de su responsabilidad como padres.

Tener cuidado con el repetitivo comportamiento paterno compensatorio de los propios sentimientos y recuerdos infantiles ingratos de su propio crecimiento que pueden estarse pasando al nuevo hijo al permitir sus comportamientos extremos hasta que se consigue convertirlo en el niño malcriado que nadie quiere.

Pensar en alternativas racionales que respondan a las demandas y a las formas berrinchudas con las cuales el niño malcriado introduce el chantaje a los adultos para conseguir la satisfacción de sus deseos. Ser más inteligentes o al menos mostrar más recursos que el niño para resolver las situaciones cotidianas. Los padres tienen más recursos, se vale usarlos sin temor.

Y no dejar que el sentimiento de culpa por no tener todo el tiempo que se desea para atender al hijo en esta era social que obliga al trabajo de ambos padres para la supervivencia y eso impida llegar al pensamiento racional en favor de su buen desarrollo.

Este sería el sentido general de la problemática del niño malcriado llamado ahora emperador; hay mucho más que hacer y estudiar los detalles, así que…

Piénsele bien y seguiremos platicando.

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